14 agosto 2010

CANDIDATOS A LA GLORIA

No hace falta ser muy ducho en el tema para proclamar que el cine ya no es lo que era. Han pasado ya más de 30 años desde que el séptimo arte tuvo una generación referencia que significara un antes y un después en lo que hicieran y que, sobre todo, creara toda una escuela de herederos. Hablamos de aquellos genios tales como Coppola, Scorsese, De Palma, Lucas, Spielberg (y yo incluyo a Terrence Malick, lo siento)...sí, los mismos que no hace mucho entregaron al segundo de ellos su primer oscar como director como reivindicación de la famosa frase "cualquier tiempo pasado nos parece mejor". No voy a detenerme ahora a hablar de ellos, pues todo está dicho ya, pero bien es cierto que desde entonces, salvo alguna gozosa excepción (pienso ahora en Clint Eastwood, sobre todo, o Tarantino, Michael Man, los hermanos Cohen...), resultaba ardúo de dificil poder elbaorar una nueva lista generacional que hubiera, o atisbara con tomar, el relevo de dicha hornada de genios que marcara una generación.

Sin embargo, y afortunadamente, aunque breve si que es cierto que por lo menos a modo personal si he sido capaz de ir creando una pequeña lista de directores cuya trayectoria me parece meritoriamente digna de pasar a formar parte de esta idea que comento en estas líneas. Enumero por ello a mis más firmes candidatos, bajo mi humile opinión, a en un futuro cercano poder fundar su propia referencia y generación :

SAM MENDES: Sólo por su obra maestra American Beauty merecía ya glosar esta lista. Con sólo una obra logró soprender a crítica, público y academia con su singular mirada a la clase media americana (tema que posteriormente retomaría) creando algunas de las secuencias más míticas ya del cine de los '90. Con Camino a la perdición llegó su consagración, puro cine negro clásico donde siguió ahondando sobre los dificiles vínculos familiares, y posteriormente aunque en un grado un tanto menor sorprendió con una obra menor, pero no por ello menos talentosa, como fue Jarhead tratando un tema generacional como fue la guerra de Irak. Sin embargo, lo que sin duda me empujó a tener el honor de tomarle como referencia del cine actual fue su última obra Revolutionary Road, donde siguiendo la estela de su opera prima encuadró una perfecta obra maestra que trataba los lastres del conformismo en las familias de clase media americanas y las consecuencias de su renuncia a perseguir los sueños en pro de una a priori seguridad y estabilidad garantizada que desembocaba en una irremediable infelicidad.

ANG LEE: Decía en los '90 Steven Spielberg que la última gran obra maestra que había tenido el gusto de ver era Tigre y Dragón, sin duda la obra que definitivamente dio a conocer al director Taiwanés a toda clase de públicos. Antes ya nos había deleitado en su época taiwanesa con obras como El banquete de bodas y Comer, beber, amar. Tras ello llegaron una serie de inmensas obras como Sentido y Sensibilidad, Tigre y dragón y Brokeback Mountain, todas ellas obras maestras sin duda que sorprendían además por su perfecto sentido de producción americano tan alejado de su etapa anterior. Creo y recomiendo todas sus obras como películas imprescindibles en todo lo que se ha hecho en este arte en los últimos 20 años y que a todo cinéfilo ávido agradará visionar.

PAUL HAGGIS: Este es un caso un tanto más particular. Bien es cierto que su trayectoria como director se limita, por el momento, a dos obras nada más; aunque a mi me basten por sí solas para haberse ganado a pulso el mérito de calificarse, especialmente la primera de ellas, como varios de los mejores minutos de metraje rodados en el cine de los últimos 20 años. Su ópera prima, Crash, recuerdo que me produjo tal asombro viéndola en el cine que fue capaz de hacerme disfrutar de uno de esos tan escasos momentos en que de repente uno es consciente en tiempo real de la obra maestra y descubrimiento del que está siendo testigo y que son impagables. Su segunda obra, En el valle de Elah, siendo de un registro meridianamente diferente es sin duda una obra imprescindible y testimonial de la época en que fue estrenada, tratando, al igual que antes Jarhead, el tema de la guerra de Irak, pero esta vez puesto el objetivo en el seno de las familias americanas cuyos hijos acudieron alistados a este conflicto bélico de su generación. Al igual que a Sam Mendes, a Haggis le interesa profundizar en la sociedad americana de su tiempo a través del crisol variado de clases y sus relaciones (Crash) o a través del efecto en las familias de un conflicto político-bélico dirigido por el estado como es lo de Irak. Sin embargo, si sólo dos obras pudieran parecer poco para poder pasar a formar parte de semejante honor merece la pena recordar que Paul Haggis está detrás de gran parte del genio de Clint Eastwood en sus últimas obras maestras firmando el guión de maravillas incontestables tales como Million Dollar Baby o Cartas desde Iwo Jima.

DAVID FINCHER: Reconozco que para mí esta un paso por detrás de los anteriormente mencionados, pero es para mí sin duda uno de esos directores que en cuanto se que va a estrenar algo le doy absoluta prioridad para verlo. Ya apuntó maneras en su Alien 3, evidente obra de ejercicio de prácticas de estilo en el que ya se empezaban a vislumbrar las maneras que confirmaría en sus posteriores obras. Seven, The game y el Club de la lucha significaron su estallido como director y reconocimiento mundial, obras con las que a pesar de no gozar de una especial profundidad si que han apsado a ser indiscutibles referencias del cine de los '90. Sin embargo, hasta hoy, la para mí obra de madurez total de su estilo es Zodiac, una película que cuando me preguntan de qué va siempre contesto que eso da igual, probablemente no se me entienda lo que aquí acabo de decir, pero quien la vea que piense en lo poco que al final importa la trama, y lo que se disfruta paladeando la manera que nos tiene de contar lo que vá pasando. Puro cine de verdad. Me dececpcionó El curioso caso de Benjamin Button, sin embargo, aunque le reconozco méritos notorios que se agradecen en medio de tanta mediocridad actual.

DANNY BOYLE: Vale, también Danny Boyle está un paso por detrás de lo anterior, no lo voy a negar. Pero he de reconocer que me agrada de sobremanera e lenguaje cinematográfico de este director. Soy poco dado a las moderneces (en el peor y mejor estilo de la palabra), pero si claudico de vez en cuando, con Boyle es uno de los que gustosamente me dejo caer. Creo que actualmente salvo el maestro Tarantino (ya un clásico aunque siempre moderno) no hay autor que encaje tan a la perfección el lenguaje musical y visual y apueste tan claramente por historias cuanto menos diferentes o singulares y que, nos guste o no, han pasado sin duda al catálogo de referencias visuales de los '90 y '00. Veamos si no: Trainspotting, La playa, 28 días después y, sobre todo y sin duda, su obra maestra Slumdog Millonarie, para mí el mayor solplo de aire fresco del cine de los últimos años y su obra más redonda, atrevida y original.

ALEJANDRO GONZÁLEZ IÑÁRRITU: Esta es una pequeña gran concesión a la lista. Bien es cierto que la lista debía de enumerar los que a mi juicio tienen a fecha de hoy más papeletas de convertirse en los maestros de nuestra generación del cine americano. Pero me resulta imposible hablar de ellos sin añadir mi perdición por este director mexicano. Sobran las palabras al mencionar Amores Perros, 21 gramos o Babel. El tándem que él en las lentes y Gullermo Arriaga en las letras formaron, dió tres de las obras más abrumadoramente talentosas del cine cercano. Reconozco que tengo serias dudas del resultado final de su separación, pues aún no he podido ver la opera prima de Arriaga como director y la tan esperada Biutiful que firma como director esta vez sin la insuperable muleta de Guillermo Arriaga. Hasta entonces no me atrevo a repartir o no el talento entre los dos, pero si hay una película que espero desde hace tiempo es esta en la que esta vez parece ser Bardem el que nos adentre esta vez en la habitual tormenta existencial tan propia de Iñárritu y su visión de la sociedad desde el interior individual.

Seguramente haya otros muchos cuya omisión sea un escándalo, pero como esto es subjetivo y hablo de las referencias culturales que me han traído hasta lo que hoy soy, esta es mi más sinera lista que me apetece compartir.

07 julio 2008

NADIE SALVÓ A LOS SOPRANO

(OJO! ESTA ENTRADA CONTIENE SPOILERS SOBRE EL FINAL DE LA SERIE)



Antes o después tenía que llegar el día; y no me refiero únicamente al final drámatico de la serie, sino al hecho real de que todo tiene un fín y David Chase, el genio creador de la mejor serie televisiva de todos los tiempos sabía que era el momento de cerrar el ciclo de la familia Soprano. En su mejor momento, cuando alcanzaba las más altas cotas de éxito y perfección, así se crean los mitos y las leyendas. Y los Soprano son, sin duda un hito en la historia de la televisión, su mayor obra maestra.

Hace ya 8 años David Chase se atrevió a crear una serie de televisión que revolucionaría el formato de lo que hasta entonces se venía haciendo: una realización totalmente cinematográfica, una complejidad hasta entonces nunca vista en una serie de televisión, una historia que adquiría su sentido no episodio a episodio sino temporada a temporada, donde las historias y personajes crecían con el paso de los años. Era una obra compleja porque partía de una base a priori fácil: una familia de gangsters italoamericanos retratados en la difusa línea que hay entre el realismo y los códigos míticos del cine de la mafia italoamericana, heredada de la generación de Coppola o Scorsese. Sin embargo, sin dejar atrás este punto de partida, supo crear algo yendo más allá de esta obviedad, logrando convertir la serie en una referencia propia dentro del género y con su propio lenguaje. Baste poner como ejemplo el desarrollo de su protagonista, Tony Soprano, para entender esa honestidad y complejidad a la hora de hablar del tono general de la serie: cuando mayor parece la empatía que el espectador siente hacie él y cuando más evidente se hace su mitificación siempre se produce una ruptura total en esta línea, llegando a producir incluso repulsa en el espectador hacia el personaje y/o sus actos. Ya lo deja claro el propio personaje en una sorprendente secuencia en la que tras ser cuestionado por las motivaciones que ha tenido para haber destruido a una persona éste sólo puede responderle con la mas cruda realidad posible: "Porque es mi naturaleza".


Atrás quedan ya secuencias míticas que se sumarán por siempre a aquellas otras de películas como El Padrino, Uno de los nuestros, Casino, Muerte entre las flores y otras. En las dos últimas temporadas ya se adivinaba el lado oscuro y derrotista por el que derivaban sus personajes inevitablemente condenados a la decadencia. La última de ellas, directamente creada para mostrarnos esa catarsis final de destino fatal, es una obra maestra indiscutible. Antes o después el mundo deshnoesto, violento y tramposo de Tony Soprano tiene que volverse contra él, y esta sensación crece con el paso de las temporadas hasta que inevitablemente, al final del todo, Tony tiene que hacer frente al destino que ha ido forjando a lo largo de los años. De esta idea surge una de las secuencias que más me han impresionado de la serie, aquella que sin duda homenajeaba a El Padrino II, con un Michael Corleonne aislado y melancólico ante el desmorone emocional de su familia, por las decisiones que como cabeza de la misma no ha tenido otra opción que tomar para hacerla sobrevivir. Hablo de la secuencia en la que como el mejor Al Pacino encontramos a Tony Soprano sentado en la casa de su hermana, frente al lago y rodeado de un desnudo bosque invernal, meditando en silencio sobre a dónde le ha llevado el destino de sus acciones y, donde por vez primera, se cuestiona sobre cómo debe de ser el fín de todo, presintiendo la cercanía del desenlace de todo.


Cada último capítulo de la última temporada contiene la desaparición o destrucción (unas veces literal y otras veces metafórica) de alguno de los personajes vitales de la serie. Cada episodio nos empuja cada vez más al final de todo, al desenlace inevitable que los personajes han ido labrando durante su existencia; lo hace además de una manera irremediablemente dramática, como son las decisiones que durante todos esos años los personajes han tenido que tomar y acorde con el mundo que han creado para vivir.

Al final no quedará nada. Ni enemigos, ni amigos. Y la única duda que queda es la de si el centro de todo, Tony Soprano, logrará sobrevivir una vez más al negro destino que parece imposible burlar. No recuerdo escena final más emotiva que ésta en televisión y, desde luego, pasa a ser ya una de mis favoritas cinematográficas. Está claro que 8 años siguiendo apasionadamente el devenir de los personajes hacen que todo momento dramático final adopte una dimensión mucho mayor. No voy a narrar la secuencia final, no tiene sentido, pero si voy a decir que el final (muy polémico por cierto en USA durante su emisión) supera en maestría, más si cabe, al resto de la serie y demuestra la valentía de David Chase para huir de la fórmula fácil y buscar formas narrativas más complejas.

Muchos han terminado la serie sin saber qué es lo que realmente pasa en esa secuencia final. Aún hay varios foros en la red donde se debate, más emocionalmente que racionalmente, qué es lo que realmente pasa o deja de pasar al final. La clave para entenderlo pasa por haber aprendido durante estos 8 años el lenguaje propio de la serie. A mí me costó ver 3 veces seguidas la secuencia final para llegar a ese momento en que lo pude por fín entender. Y os aseguro que fue entonces cuando se me puso un nudo en la garganta y me rendí ante tamaña obra maestra absoluta. La clave, repito, es entender el lenguaje propio de la serie y asumir (nuestro mayor lastre) que todo ha llegado ya a su fín. El final del mundo de Tony Soprano es también la muerte de él mismo y, como he dicho, cada episodio de la úlima temporada supone la progresiva desaparición del mundo de éste. Y por eso, Tony Soprano muere al final de la serie. Y estoy dispuesto a demostrárselo a quien quiera.

Lo que no estoy dispuesto, aún, es a aceptar que jamás habrá una nueva (y ya imposible) nueva temporada de la mejor serie de todos los tiempos. Y revisarme mil veces las 7 temporadas me parece insuficiente a todas luces. Me quedo, por lo menos, con el sabor agridulce que deja esa mimsa secuencia en la que Tony, por lo menos, descubre que hay algo de bueno en el legado que ha dejado a su hijo. Y todo mientras suena a todo trapo "Don't stop believing" de Journey. Sin duda el mejor epitafio de un padre para su hijo.


30 marzo 2008

SPAIN IS DIFFERENT

Es evidente que la España de hoy en día no es ya aquél redil de patrios españolitos herederos del landismo, que paseaban con orgullo por el mundo la bandera del Spain is different. Con aquél lema, la generación de nuestros abuelos y padres intentaba compensar el retraso social y cultural que nuestro país sufría respecto del resto de Europa por el aislamiento que la dictadura nos causó, pero de una manera un tanto orgullosa y "sin complejos", muy propia del patrioterismo español.

España era un país de paletos, mal que nos pese, y en aquellos años encontramos en las películas de Alfredo Landa, y el mencionado lema, la manera de sacar pecho frente al resto del mundo, que nos miraba por encima del hombro con condescendencia por lo primario de nuestra sociedad de aquellos momentos. No seré yo quien vaya a juzgarlo, probablemente fue una fórmula lógica al complejo que durante tantos años los españoles fuimos incubando viendo pasar al resto del países a velocidad de vértigo delante nuestro, quedándonos cada vez más atrás, como un país de pueblos, jamones y paellas que no era tomado en serio en ningún lugar de este mundo. Quizás, ante la imposibilidad de en aquél momento servirnos de algún valor más honorable, ya que probablemente no lo teníamos, la única arma posible era hacer acopio de orgullo de hasta nuestros retrasos culturales.

Veamos. Evidentemente España no es la España franquista ni de lejos. Su sociedad posee más medios, culturalmente somos una referencia a nivel mundial, la modernización del país es mas que evidente, tenemos infinidad de valores de los que presumir, etc... pero creo que la esencia de aquél españolito que sacaba pecho de sus complejos, sigue aún de manera generalizada dentro de la mayoría de nosotros.

Siempre comento la vergüenza patria que siento (y que conste que me considero una persona patriota) cuando viajo al extranjero y me cruzo con grupos de españoles. Los ejemplos a contar son innumerables; probad a pasear por cualquier capital centroeuropea, caracterizadas por reinar el orden, el civismo y la tranquilidad y comprobad quienes suelen ser casi siempre los que rompen esta armonía con sus gritos, aspavientos y sus "aquí estoy yo que vengo de España miradme todos como somos los españoles" (si exceptuamos a los italianos, claro). Comprobad las reacciones de nuestros compatriotas cuando algún educado ciudadano del mundo osa reprenderle por algúna muestra de comportamiento incívico: sacará pecho, sonreirá con ironía, levantará la barbilla orgullosamente para decir aquello de "...en España es que somos así!". Spain is different de vuelta.

Toda esta reflexión viene a cuento de algo que me pasó en semana santa.

Aprovechando el jueves santo salimos al centro de Madrid a ver un par de exposiciones por la zona del paseo del Prado. Para los que no sean de aquí, es el paseo donde se encuentran el Museo del Prado, el Thyssen-Bornemisza, el Jardín Botánico y ahora el Caixa Forum entre otras cosas. Es probablemente la calle con más concentración de turismo de Madrid (las calles principales están hasta indicadas en japonés) y es, por consiguiente, la calle donde más tiendas y puestos de souvenirs patrios se venden.

¿Quieren ustedes saber cuál era el souvenir estrella que se ofrecía en todos los puestos y tiendas? ¿Quieren adivinar de todos los tópicos culturales de nuestro país cuál era el último en aparecer y ofrecerse con más orgullo y sorna, incluso por encima de los Quijotes, Sanchos, flamencas y toritos? Pues miren la foto de abajo y salgan de dudas:


Por eso, vuelvo a plantear la cuestión: ¿El españolito del siglo XXI difiere en esencia mucho del españolito del siglo pasado y su Spain is different haciendo bandera de su paletismo?

Yo sospecho que no.

21 enero 2008

RECOMENDACIONES CINÉFILAS (II)

4.- CHANTAJE EN BROADWAY (Alexander Mackendrick – 1.957)

Hablaba en el anterior post de la obra maestra que en 1.965 Alexander Mackendrick había dirigido, Viento en las velas, tras su sorprendente película “El quinteto de la muerte” en 1.955. Entre ambas obras situamos Chantaje en Broadway, su tercera ora maestra como director (y para mí, la mejor de las tres) que vuelve a mostrar la gran capacidad polifacética de este autor en lo referente a la temática, estilo y forma de su cine.

Hablamos en esta ocasión de una rara obra de cine negro sin serlo, ya que atendiendo estrictamente a su temática no pertenecería a dicho género. En ella asistimos como testigos al mundo que se esconde en el broadway nocturno: una jungla de representantes sin escrúpulos que ansiaran el éxito sin atender a los medios que usen para ello, artistas ávidos de representantes que les encumbren al estrellato y columnistas que ostentan el poder y capacidad para decidir quiénes de aquellos cumplirán sus sueños a cambio de intereses creados. Y todo en torno a una avenida de Broadway que sirve de metáfora de esa sociedad que vive en torno a la obsesión por el poder y el éxito, donde importa el fín y no los medios y menos las víctimas que por el camino van cayendo. En torno a todo esto no faltarán rémoras o parásitos de estos personajes, corruptos ellos, como policías al servicio de los poderosos, dueños de locales a disposición de los intereses de los que deciden quiénes cuentan o no, periodistas salvajes, etc…todos con el denominador común de vivir en un mundo donde la ética y la humanidad carecen de sentido alguno y donde todas sus acciones atenderán únicamente a los intereses propios.

La historia se centra en dos enormes personajes. Por un lado Tony Curtis, un representante obsesionado con lograr el éxito a cualquier precio; y por otro Burt Lancaster, el más importante columnista del más importante periódico americano capaz desde su columna de encumbrar a políticos, locales o artistas o relegarlos al ostracismo atendiendo únicamente a sus intereses personales. El primero de ellos sabe que su éxito dependerá de lograr que el segundo le conceda el favor desde su columna, y el segundo sólo se lo concederá una vez el primero logre mediante sus malas artes que pueda controlar aquella única cosa que se escapa de su poder: el corazón de su hermana, la cual va a casarse con un valioso y honesto músico que trata de mantenerse al márgen de la despiadada guerra de intereses y poderes de Broadway. En torno a esta trama, los personajes urdirán planes, chantajearán, destrozarán carreras, usarán a personas que consentirán en muchos casos por continuar en su carrera hacia el éxito en una luchaen la que sólo caben dos soluciones: la del éxito o la de la derrota. Ambos personajes, además, saben que se necesitarán pero también se despreciarán.

En el fondo de esta historia latirá sobre todo una idea: el cruce de caminos inevitable que se produce entre aquellos que se valen de cualquier arma o medio para lograr sus deseos en la vida y aquellos que lo buscan desde la ética y la honestidad pero que inevitablemente acabarán por convertirse en instrumentos y victimas de los primeros. Así, la trama de la película irá in crescendo complicándose en una compleja sucesión de ardides de los protagonistas, donde finalmente veremos el resultado de la batalla: todos, absolutamente todos, acabarán siendo víctimas; unos de sus ansias de poder y otros de los primeros.

La película, como antes comentaba, es un ejemplo de cine negro asombroso no tanto por su temática como sí por sus personajes y fotografía. Digo personajes, en tanto que estos se tratan de personas corruptas, poderosas, chantajistas, nocturnas, propias de ese tipo de género. Respecto a la fotografía dibuja un Nueva York nocturno asombroso, mítico, de luces y sombras muy propio de ese tipo de género. No falta además en la película una cruel violencia latente que no se muestra nunca de manera explícita (con elipsis a veces de segundos para no mostrarla de manera directa) pero que subyace durante todo el metraje de la historia.

El otro aspecto genial de la película, a parte de su magistral guión, son las interpretaciones de Burt Lancaster y Tony Curtis, probablemente en dos de sus mejores papeles que hayan nunca hecho. Burt Lancaster esta absolutamente genial, impesionante, donde destacaría la genial secuencia en que nos es presentado su personaje haciendo gala del poder que ostenta sin ningún tipo de concesión, frío y cruel, frente a un político que no duda en arrimarse a su batuta como rémora en busca de éxito de su carrera. De esta misma secuencia surge otra idea de la película: una sociedad fundamentada en la lucha por el éxito en donde el verdadero poder lo ostenta quien decide quién lo alcanza, en este caso el cuarto poder, la prensa, ante el cual hasta la clase política se doblega. Sin embargo, la propia historia de la película nos demostrará que habrá algo que el poder nunca podrá dominar: el corazón y afectos de las personas, que acabarán tristemente siendo víctimas de quien deciden romperlos ante su frustración de no poder controlarlos.

Una extraña obra de cine negro tardío, con un perfecto guión, geniales interpretaciones, fotografía extraordinaria y banda sonora en tono de jazz que componen una obra maestra un tanto desconocida.

04 enero 2008

RECOMENDACIONES CINÉFILAS (I)

Ha comenzado ya el 2008, que viene bisiesto y con pocas fiestas y he decidido inaugurar una nueva sección en la que recomendar aquellas películas que vaya viendo y me apetezca recomendar.

Aquí van las 3 primeras del año que han caído entre mis manos:

1.- LOS PROFESIONALES (Richard Brooks - 1.966)

La época dorada o clásica del western, que alcanzó su climax en los años 50 de mano de genios como Howard Hawks, John Ford o Anthony Man, llegó a su fín en los años 60, en parte por desinterés del público como por el agotamiento temático del propio género. Hasta ya finales de los 60 no aparecieron otras visiones distintas de ver este género como fueron el western crepuscular, donde se contaban historias de viejos héroes que ya no tenían cabida en los nuevos tiempos y desaparecían con dignidad, o el spaghetti western, que era una visión nueva y diferente desde un lugar remotamente lejano a donde se creó y desarrolló el género. Como representante indiscutible del primer grupo se erigió Sam Peckimpah con obras maestras como Grupo Salvaje, Patt Garret y Billy el Niño o La Balada de Cable Hogue entre otras.

Sin embargo, unos años antes, concretamente en 1.966, ya había aparecido una obra maestra indiscutible de todos los tiempos que ya anticipaba ese género crepuscular y que es Los Profesionales. Richard Brooks, su director, conocido por grandes obras como Lord Jim, A sangre fría o La gata sobre el tejado de Zinc, nos presenta la historia de 4 viejas glorias del viejo oeste (en este caso forajidos) que se reúnen de nuevo para una última misión, esta vez por una motivación tan sólo económica y lejos de los dorados años pasados llena de ideales. El contexto: la frontera mexicana, metáfora un vez más del western crepuscular, como último refugio para los viejos héroes que huyen de los nuevos tiempos. Lee Marvin, líder del grupo, está inconmensurable; Burt Lancaster como su contrapunto demuestra por qué es un mito indiscutible; Robert Ryan, me parece sin embargo un personaje desaprovechado y que parece no encontrar su hueco en la película; y Woody Stroke esá perfecto como complemento de todos ellos para cerrar el grupo de forajidos. Y como colofón una insuperablemente bella Claudia Cardinale y un siempre efectivo Jack Palance como ¿villano? de la trama.

Al final, vencerán los principios, la integridad y el honor; y todo como homenaje al glorioso pasado, en lo que probablemente será la última acción de unos viejos heroés que ya no tienen cabida en los nuevos tiempos. Y es que como bien responde Lee Marvin al final en una legendaria frase: "-Son ustedes unos hijos de puta. -Sí señor, pero lo nuestro es de nacimiento y, sin embargo, usted se ha hecho a sí mismo".


2.- VIENTO EN LAS VELAS (Alexander MacKendrick - 1.965)

Alexander MacKendrick ya había demostrado anteriormente el nivel de películas que era capaz de hacer con títulos como El quinteto de la muerte o Chantaje en Broadway, donde alcanzó un enorme reconocimiento de la crítica a la par que logró situar dichos títulos como imprescindibles en la historia del séptimo arte. Una década después, demostrando una vez más su enorme versatilidad de registros y géneros, vuelve a crear una obra maestra como es Viento en las velas.

En ella, durante el asalto de una goleta de piratas encabezada por James Coburn y Anthony Quinn a un velero mercante, unos niños que eran enviados por sus padres para ser educados en la ciudad son secuestrados por dichos piratas, convirtiéndose inevitablemente éstos en testigos de sus correrías y fechorías. A partir de esta premisa se dibuja una añeja película de aventuras maravillosa, a la vieja usanza, con una genial fotografía a la medida del género y con unos personajes brillantemente creados.

Sin embargo, donde la película adopta su dimensión de obra maestra, es una doble visión que ofrece en su visionado: aquella en la que simplemente se disfruta de una impresionante historia clásica de piratas y aventuras y una segunda en la que se plantean un tema más complejo como es la ambigüedad de la inocencia. MacKendrick opone dos tipos de personajes en un mismo contexto para simbolizar ambas ideas: los piratas, a priori representación de la maldad; y los niños, a priori representación de la inocencia a través del mundo infantil. Sin embargo, a lo largo de la historia veremos como serán estos últimos los que sorprendentemente irán dominando la situación de la goleta desde su (¿inocente?) niñez y serán , sin embargo, los piratas los que irán perdiendo el control de la situación e incluso de ellos mismos. A lo largo de este proceso además, iremos viendo una evolución clara de los personajes infantiles que llegan finalmente hasta a plantearnos si realmente son crueles con los piratas, a pesar de saber que las acciones de los niños son tan inocentes como las de sólo un niño puede ser. Pero los efectos de sus acciones son, efectivamente, crueles y demoledoras para los piratas.

Todo está especialmente condensado en una asombrosa relación que se establece entre Anthony Quinn y una de las niñas, en las que poco a poco uno acaba planteándose que el verdadero inocente es el adulto en manos de una extraña y ambigüa inocencia de la cría que acaba por dominar al adulto de una manera extrañamente compleja. OJO SPOILER --> Y para cerrar el film, dos secuencias únicas que coronan este planteamiento de manera magistral: la, una vez más, (¿inocente?) ambigüedad de la niña en el momento de la declaración ante el juez, llena de medias verdades que condenarán a la horca a los INOCENTES piratas que velaron por ellos; y la secuencia final en la que los niños, una vez pasada toda la aventura juegan en un lago con un velero como metáfora de que todo ha quedado relegado en sus mentes a un simple juego infantil, ajenos por completos al destino final de los piratas. <-- FIN SPOILER. Y todo esto narrado a través de una deliciosa película clásica de aventuras a la vieja usanza.


2.- EL SALARIO DEL MIEDO (Henri Georges Cluzot - 1.953)

A finales de los años 50 en Francia surge la archiconocida nouvelle vague, formada por un grupo de artistas vanguardistas que darán un soplo de aire fresco nuevo al cine mundial (tanto en sus formas como en su temática) a la vez que reivindicarán a directores que en ese momento no eran considerados como los verdaderos genios que realmente eran; tal es el caso de Alfred Hitchcock, que hasta que no fue reivindicado por F. Truffault en su archiconocido libo El cine según Hitchcock, nunca fue considerado como decía antes como un verdadero artista y genio. Sin embargo, unos pocos años antes y desde el mismo país (Francia), ya existía un director de cine ajeno totalmente a lo que fue la nouvelle vague que en cada película suya reivindicaba y homenajeaba magistralmente el cine de Hitchcock. Hablamos de H. G. Cluzot, el maestro del suspense francés, aquél que ya destacara con El Cuervo y, sobre todo, con la otra obra maestra que significó para el cine francés Las diabólicas.

Cluzot, en esta película, dibuja una historia que le vale como pretexto para durante más de dos horas jugar de manera absolutamente asombrosa con infinitos recursos formales que provocarán en el espectador un fantástico sentido de la intriga y del suspense: varios personajes atrapados sin posibilidad económica de salir de un país latinoamericano sin nada que ofrecer encuentran en una mortalmente peligrosa oferta de trabajo la oportunidad de oro para salir de allí, aún a riesgo de probablemente morir, ya que tendrán que conducir dos camiones repletos de nitroglicerina a lo largo de un camino repleto de trampas y sorpresas que pondrán todo su valor a prueba.

El peso de la película recae indiscutiblemente sobre su director que, como decía antes, maneja a la perfección los recursos del cine de suspense que pondrán al espectador al límite de sus nervios; sin embargo, cabe destacar la actuación de dos grandes del cine francés: Yves Montand (el Humphrey Bogart francés y gran mito del cine) y Charles Vanel, que se nos presenta representando la valentía y que Cluzot pondrá a prueba a lo largo de toda la película OJO SPOILER --> hasta lograr destruirla por completo <-- FÍN DEL SPOILER.

Pero la obra no es unicamente una obra maestra formal o un ejercicio de estilo; los personajes son complejos, evolucionan de manera creíble a la par que las pruebas que irán superando y acorde a la personalidad de cada uno, muestran una profundidad sorprendente en este género de películas y, además, son definidos de una manera brillante. El guión nos enseña sus motivaciones, los pasados que arrastran, sus filias y fobias...Cabe destacar para ello la primera secuencia de la película en la que la mitad de ellos son presentados en la cantina como sólo un grandísimo guión sabe hacer o como descubriremos que Charles Vanel es ante todo una persona llena de valor en la secuencia de el enfrentamiento en la misma cantina un poco después.

En resumen una clara muestra de que el gran cine francés va más allá también de la nouvelle vague y que es posible jugar con el espectador a la par que se le concede profundidad a la historia. [Gracias Alberto por el descubrimiento].

31 octubre 2007

AUSCHWITZ: EL HECHO MÁS MÍSERO DEL HOMBRE

El ser humano es capaz de maravillas tales como la 9ª Sinfonía de Beethoven o la Capilla Sixtina de Miguel Ángel, cierto; pero es también capaz de las mayores atrocidades contra su semejante. Auschwitz es el mejor ejemplo que nos ha dejado la historia.

Sólo puedo decir sobre mi visita que uno sale impactado y con el corazón encogido. Se necesita poner mucha distancia y tiempo de por medio para volver a ser el mismo que uno era antes de entrar. Rectifico, uno no puede ser ya el mismo tras pasar por allí. No exagero. Una pequeña (o gran) parte de cada uno queda marcada por la experiencia que supone revivir in situ lo que allí jamás debió suceder.

No hay palabras para describirlo.




AQUELLOS QUE OLVIDAN SU HISTORIA ESTÁN CONDENADOS A REPETIRLA
George Santayana